lunes, 23 de septiembre de 2013

Síntesis Reinos cristianos Península Ibérica.
Fuente: José Ángel García de Cortázar. La España medieval. Madrid, Alianza, 1974.
Autor: Enrique Castaños (2011).





Síntesis sobre los reinos cristianos del norte de la Península Ibérica en la Edad Media
(José Ángel García de Cortázar)

*la historia de los siglos VIII, IX, X y principios del XI, atraviesa en los reinos cristianos peninsulares las siguientes fases:

a)     El dominio del valle del Duero y la creación de los Estados leonés y castellano.
Don Pelayo, miembro del círculo de D. Rodrigo, se refugia en las montañas de Asturias. Hacia el 718 D. Pelayo llega a un acuerdo entre su grupo y los astures para hostigar a los musulmanes. 722: escaramuza de Covadonga, hábilmente explotada por D. Pelayo. Los sucesores de Pelayo consolidaron la dominación del territorio y adoctrinaron a sus habitantes (Alfonso I y Alfonso II). La posición de poder del grupo llegado a Asturias se refuerza progresivamente. Asimismo, entre 780 y 820, la Iglesia consolida su poder en Asturias, debido a tres circunstancias: -herejía adopcionista en Toledo (la Iglesia visigoda se desintegra y la de Asturias se independiza); -hallazgo a comienzos del siglo IX del sepulcro del Apóstol Santiago; -actuación a favor de la Iglesia de Alfonso II el Casto. Este último rey (791) fortalece considerablemente el reino astur y hostiga permanentemente a los musulmanes. Bajo Ordoño I (850-866) y Alfonso III (866-911), el reino astur traspasa la cordillera cantábrica y llega al valle del Duero, sentando las bases de su posterior repoblación. Mientras en las áreas asturiana y gallega se prolonga el esquema político visigodo de minoría privilegiada y mayoría sometida, en el área oriental de la cordillera cantábrica predominan los hombres libres y son mínimas las diferencias de clase.
En la segunda mitad del siglo X aparece Castilla como entidad independiente (condado de Castilla, bajo Fernán González, en 960).
En 914 la capital del reino astur se traslada a León.

b)    La integración del área vascona en un Estado con la creación del reino de Pamplona y su expansión por la Rioja.
Este proceso concluirá a mediados del siglo XI. Los contactos con Carlomagno son frecuentes, quien consolida su zona de influencia en los valles pirenaicos. Los intentos de Ludovico Pío de atraerse Pamplona fracasaron por completo. Con Sancho Garcés I se establece en Pamplona una nueva dinastía (922). La labor de repoblamiento a ambos lados del Ebro se encomienda sobre todo al monasterio de San Millán de la Cogolla.
c)     La creación de las bases de un nuevo reino cristiano: el condado de Aragón.
Su origen está en algunos núcleos de resistencia cristiana en el Pirineo aragonés (Jaca, Sobrarbe y Ribagorza). Centro espiritual del futuro condado de Aragón fue el monasterio de San Pedro de Siresa, mientras que el centro político fue Jaca. Antes del siglo XI, el condado de Aragón ya posee 4.000 km2. En el siglo XI el condado es absorbido temporalmente por el reino de Pamplona, convirtiéndose definitivamente en reino con Ramiro I (1035-1063).
d)    La creación y consolidación de la Cataluña vieja.
Hasta el siglo XII, Cataluña es un conjunto de condados que resisten al islam y en el que destaca el condado de Barcelona. En Cataluña, durante ese periodo, hay dos grupos claramente enfrentados: los partidarios de los francos carolingios (Barcelona había sido conquistada por Carlomagno en 801) y los mozárabes que escapan de al-Ándalus y que constituyen un grupo de opinión nacionalista defensor de la tradición hispano goda. Fue la familia de Wifredo el Velloso la que en 878 reúne todos los condados de Cataluña Vieja. El debilitamiento de los carolingios favorecerá la independencia de Cataluña. Labor repobladora y fundaciones monásticas (de capital importancia). Desde que en 987 Hugo Capeto funda una nueva dinastía en Francia, las relaciones políticas entre Cataluña y Francia dejan de existir.

*La Reconquista: la ampliación del marco geográfico hispano cristiano frente a los reinos de taifas y a los imperios bereberes (almorávides y almohades).

A partir del siglo XI la actitud defensiva de los cristianos se convierte en ofensiva, de manera similar a lo que está ocurriendo en la Cristiandad europea. La Reconquista se extiende entre mediados del XI y mediados del XIII. Se pueden distinguir cuatro etapas:

a)     La consolidación previa de la línea de partida, alcanzada en virtud del anterior proceso repoblador, se desarrolla entre el comienzo de la crisis del Califato en 1008 y la iniciación de los avances cristianos a mediados del XI. El fortalecimiento de la línea alcanzada antes de la muerte de Almanzor parece el objetivo primario del esfuerzos de los reinos cristianos durante la primera mitad del siglo XI. Los cristianos mejoran su armamento y técnicas militares durante el siglo XI, reduciéndose el peso de la infantería a favor de la caballería.
b)    La ocupación de los valles del Ebro y del Tajo, frente a los reinos de taifas y a los almorávides (1045-1147). Los primeros avances hacia el dominio de los valles del Ebro y del Tajo tienen lugar entre 1045 y 1090. La conquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI de Castilla, supone dar el salto del Duero al Tajo. Con todo, los cristianos también conocen durante este periodo parciales fracasos. La conquista de Valencia por el Cid a finales del XI, gran caudillo militar y observante del código feudal, se pierde en cuanto desaparece su figura. El control del curso medio del Ebro gracias al empuje aragonés, dirigido por Alfonso I el Batallador, se obtiene entre 1110 y 1134. Zaragoza es conquistada en 1118. El dominio definitivo de los valles del Ebro y del Tajo es llevado a cabo por catalanes, castellanos y portugueses entre 1135 y 1150, aprovechando la crisis del Imperio almorávide y el surgimiento de las segundas taifas. Cataluña y Aragón se unen en 1150 con el casamiento del conde Ramón Berenguer IV de Barcelona y doña Petronila de Aragón.
c)     El dominio de los cursos alto y medio del Guadiana, Júcar y Turia, frente a las fuerzas de las segundas taifas y el Imperio almohade (1150-1212). En esta etapa se llega a un pacto entre Castilla y Aragón para repartirse las conquistas efectuadas, correspondiéndole Murcia a Castilla. Novedad importante es que los ejércitos cristianos se ven engrosados con las milicias de los concejos y las Órdenes Militares.
d)    La conclusión de la Reconquista: el dominio de las Baleares, Levante y valle del Guadalquivir, frente al debilitado Imperio almohade y las terceras taifas (1220-1264). En este tiempo mejora notablemente la construcción de barcos de guerra en Castilla y Aragón (Sevilla y Barcelona). En 1230 se unen las coronas de Castilla y León, bajo Fernando III el Santo. Córdoba cae en 1236, Jaén en 1246 y Sevilla en 1248. Desde 1266 hasta 1484 la frontera se mantuvo intacta entre musulmanes y cristianos. El reino nazarí de Granada ocupó una superficie aproximada de 30.000 km2.



*Individualización de los reinos cristianos peninsulares.

*La formación del mapa político de la España cristiana es la novedad del siglo XI, pues es entonces cuando los reyes cristianos comienzan a ejercer soberanía. El primero en hacerlo es Sancho III el Mayor de Navarra entre 1004 y 1035. La base de esa soberanía es la concepción del origen divino del poder y el reconocimiento de las limitaciones técnicas de ejercer un verdadero control de las fuerzas de su reino (consolidación del feudalismo). Estímulo económico y penetración cultural del Camino de Santiago. Este rey es el primero en cobrar parias a los reinos de taifas. Progresivo fortalecimiento del nuevo reino de Aragón. Unificación de la submeseta norte en beneficio de Castilla.

*La delimitación de los objetivos políticos de los reinos cristianos tiene lugar a lo largo del siglo XII y se refiere tanto al reparto de la tarea reconquistadora como a la fijación de las respectivas fronteras entre esos reinos. Reaparición del reino de Navarra (1134) y su nuevo y definitivo bloqueo como Estado marítimo en 1200. Creación (1143) y consolidación del reino de Portugal. Formación de la Corona de Aragón (1137). Fortalecimiento de los reinos de León y Castilla (desde 1157). Los éxitos almorávides favorecen la unión de Castilla (doña Urraca) y Aragón (Alfonso I el Batallador), que, sin embargo, será muy accidentada y llena de elementos disgregadores (reivindicaciones de los núcleos urbanos de Castilla, con una incipiente burguesía), que terminarán dividiendo de nuevo ambos territorios. El testamento de Alfonso I el Batallador de Aragón, que había obtenido grandes éxitos militares contra los musulmanes, y que entregaba el reino a las Órdenes Militares, es una fuente de conflictos, provocando la separación definitiva de Aragón y Navarra. El testamento no se cumplió. Doña Petronila (hija de Ramiro el Monje de Aragón, que fue sacado del claustro para ser proclamado rey) se casó como vimos con el conde de Barcelona. Navarra quedó encajonada entre el Ebro y los Pirineos, sin posibilidad de avanzar hacia el sur a costa de los musulmanes.

*Entre 1151 y 1213, el fenómeno político más evidente es la delimitación clara de los objetivos y de las posibilidades futuras de los cinco reinos peninsulares: Castilla, León, Navarra, Corona aragonesa y almohades.

*La individualización de los Estados peninsulares y la precisión de sus nuevos objetivos políticos, económicos y sociales es un proceso que se desarrolla entre 1213 y 1285, para alcanzar entre esta última fecha y 1325 las características que, agravadas por la crisis del siglo XIV, van a definir a los reinos españoles hasta fines del siglo XV. No pueden olvidarse la quiebra de la expansión ultrapirenaica de la Corona de Aragón y la desaparición del Imperio almohade. A partir de la batalla de Muret (1213), los aragoneses se interesan más por la expansión peninsular y por la expansión mediterránea. Fernando III el Santo de Castilla lleva a cabo la unificación definitiva de la Meseta. Desde 1285, el rey de Francia lo es también de Navarra. En Castilla surgen ya las discrepancias entre una nobleza celosa de su independencia y un poder real con aspiraciones centralizadoras amparadas en el Derecho romano. La conquista del valle del Guadalquivir va a conceder grandes extensiones de tierras a los nobles castellanos y a las Órdenes Militares. La nobleza en la Meseta favoreció la ganadería lanar. También surgieron enfrentamientos entre Jaime I el Conquistador de Aragón y la nobleza. La autonomía de la ciudad de Valencia y la creación de las Cortes valencianas desde 1261 fueron un contrapeso al poder de la nobleza. Con todo, fueron reconocidos ciertos derechos judiciales a los nobles con la creación del Justicia de Aragón, encargado de dirimir los conflictos entre el rey y los nobles. El sucesor de Jaime I, Pedro III, continúa con esta política pactista. Los mercaderes catalanes ayudaron a Pedro III en la ocupación de Sicilia (Vísperas sicilianas en 1282 contra los Anjou), pero los aragoneses, amenazados por la imposición de nuevos tributos, cierran filas contra el rey.




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